Taller de creación literaria

 

TALLER DE CREACIÓN LITERARIA

 

Por Agustín Pérez Leal

 

MARZO DE 2007

 

 

        Taller de recursos para la creación literaria destinado al trabajo en el aula o en jornadas de actividades culturales. Con ejemplos de diverso tipo. Se incluye como apéndice una vieja conferencia del autor.

 

Índice:

 

 

1.- Poema colectivo

2.- Cuento encadenado por equipos

3.- Limmericks

4.- Cadáveres exquisitos

5.- Trabalenguas

6.- Logo - Rallye

7.- Invenciones léxicas

8.- Tipotear

9.- Trabalenguas II

10.- Adivinanzas

 

Anagramas

Anaglifos

Caligramas

Haikús

S + 7

El glíglico de Rayuela

Cuento en abecedario

Por escrito gallina una

Palíndromos


1

 

POEMA COLECTIVO

 

 

El juego consiste en repartir nombres de frutas entre los participantes, de modo que cada uno escoja una fruta distinta e imagine una metáfora con ella. Puede basarse para crear la metáfora en el olor, la forma, el color, el sabor, la textura... Una vez elaboradas las metáforas, se irán encajando en una estructura común cuyo primer verso puede ser:

 

                En un orbe de vidrio plateado...

 

        ...y cuyo final podría decir algo parecido a:

 

                        copan mesa y mantel, y de mi mano

                            pasan a darme su sabor, forzando

                            a que interrumpa ahora mi poema.

 

 

        Para alumnos de menor edad, el juego puede ser el mismo; pero repartiendo nombres de animales para crear con ellos metáforas impuras mediante juegos de comparación. Luego, se pueden encajar, con rima asonante, en este estribillo:

 

                            En el Arca de Noé

                            Entran todos con un pie.


2

 

CUENTOS ENCADENADOS POR EQUIPOS

 

 

Se distribuye a los participantes en tres o seis equipos del mismo número de personas aproximadamente. Cuanto más reducidos sean los equipos, mejor. Se reparte a cada grupo un folio en blanco y un bolígrafo de color diferente para cada equipo. Se les dan instrucciones precisas para cada fase, tras la cual tendrán que pasar el folio al siguiente equipo y recibir el del equipo anterior.

En cada fase, con el tiempo contado, los equipos han de escribir los siguiente:

 

FASE 1: Título del cuento (1 minuto)

FASE 2: Descripción del protagonista (1’5 minutos)

FASE 3: Misión que hay que cumplir (2 minutos)

FASE 4: Descripción del antagonista (2’5 minutos)

FASE 5: El protagonista encuentra ayuda (3 minutos)

FASE 6: Enfrentamiento y final (3’5 minutos)

 

Al acabar, cada grupo nombra a alguien que se encarga de leer para todos el cuento que su equipo ha terminado.


3

 

LIMMERICKS

 

 

(Extracto de la conferencia:) «Los ingleses, tan aficionados desde siempre al sinsentido (que ellos llaman nonsense), son los creadores de una estrofa—poema que, nacida en el ámbito infantil, ha llegado para muchos a convertirse en metáfora del mundo. Se trata del Limmerick, composición rimada de cinco versos que suele comenzar con los clásicos “There was a...” y “Once upon a time...” y presentando a un personaje extraño. Veamos un ejemplo hecho a propósito:

 

Hubo una vez un viejo hombre de Cro-Magnon

 

Al primer verso de presentación sigue otro, rimando, que nos narra la acción principal:

 

que intentaba con la porra atrapar un gorrión.

 

Una vez planteado el conflicto en toda su crudeza, los versos tres y cuatro suelen introducir una nota discordante: es la prueba vital a la que se enfrenta nuestro héroe:

 

Pero el pillo gorrión, dando bandazos,

se burlaba y esquivaba los porrazos...

 

El desenlace, tan sólo insinuado, deja al quinto y último verso de regreso al primero, pero modificando siempre de algún modo el matiz de presentación del personaje:

 

del pobre, atribulado y despistado tipo de Cro-Magnon.

 

Y es que la gran prueba iniciática siempre acaba marcando a quien es capaz de superarla. Completo, el limmerick quedaría así:

 

Hubo una vez un viejo hombre de Cro-Magnon

que intentaba con la porra atrapar un gorrión.

Pero el pillo gorrión, dando bandazos,

se burlaba y esquivaba los porrazos

del pobre, atribulado y despistado tipo de Cro-Magnon.

 

Hubo una vez autores que se hicieron famosos sólo a fuerza de limmericks. Como Edward LEAR, en el siglo pasado. Leopoldo-María PANERO ha empleado la estrofa en nuestra lengua, y tradujo además muchos del inglés. Ahí va otro ejemplo:

 

Érase una vez un viejo de Bohemia

cuya hija fue bautizada Eufemia;

pero un día, para su dolor,

ella se casó con un ladrón,

lo que hizo morir a este viejo en Bohemia.»

 

        Se puede proponer un tema: el protagonista puede ser, obligatoriamente, un profe, o un compañero. Prohibidos los tacos e insultos. Individualmente o por parejas.


4

 

CADÁVERES EXQUISITOS

 

 

El nombre lo inventaron los surrealistas franceses a comienzo del siglo XX. El juego consiste en lo siguiente:

Por grupos pequeños (máximo de cuatro participantes), como en 2, cada grupo comienza una historia y escribe durante tres minutos. Al acabar el tiempo, dobla el folio y deja visible sólo la última frase antes de pasárselo al grupo de al lado. Que debe continuar la historia sin leer de lo anterior más que la parte visible. Hasta terminar.

Los folios pueden llevar sendos títulos distintos para sugerir un comienzo posible. He aquí algunos:

 

·         El caso de la gata loca

·         Un profesor en apuros

·         No me quieras tanto, Pepe

·         Los que estornudan hacen achís

·         Mi ex

·         La desaparición de Santa Brígida

 

Al terminar, como en 2, se leen en público.


5

 

TRABALENGUAS

 

 

Por equipos, de cuatro a seis participantes en cada uno. El juego consiste en crear un trabalenguas lo más difícil posible, pero con algún sentido. Ocho minutos. Al finalizar, cada equipo nombrará a un representante para leer en voz alta los trabalenguas de los equipos rivales. Gana el trabalenguas que resulte más difícil de leer para el resto de los equipos.

El organizador distribuye sugerencias para cada uno de los trabalenguas: el nombre de un personaje y palabras asociadas:

 

A: Adán Landa (nadar, andar, radar, drama, arma, armar, rama, mandar , tramar, tomar, matar, atar, armatoste, tremendo, martillo...)

 

B: El galgo Golilla (largo, gallo, algo, gol, grifo, grande, gala, golpear, alga, gluglú, lugar grulla, grillo, agua, gárgola, gárgaras, lograr   )

 

C: Tristán Tripón (tropiezo, tremendo, traer, tarta, torta, tártaro, triturar, tanto, tonto, tentación, tiento, tras, detrás, atrasar, retrasar...)

 

D: La monja Juana (jamón, juego, jugo, ajuar, jamar, jamás, juntar, ajo, reja, juerga, jerga, jaleo, lejos, tartaja, traje, coger, juntar, decir, traer...)

 

E: La chinche chachi (chungo, hacha, coche, chupar, echar, chófer, leche, luchar, chucho, cachas, chantaje, churro, cuchara, cucaracha...)

 

F: Rodrigo Rodríguez (duro, drogar, droguería, dar, drama, grifo, lograr, grado, agradar, gramo, decir, tragar, gárgaras, trigo, tigre...)


6

 

LOGO - RALLYE

 

 

Por grupos de cuatro ó cinco personas. Dado un cuento popular como punto de partida (vale cualquiera: Caperucita Roja, por ejemplo), elegir siete palabras cualesquiera de un diccionario (uno del grupo, sin mirar, abre el tomo por una página al azar; otro decide si hay que contar hacia delante o hacia atrás y un tercero dice un número del uno al diez. Se cuenta ese número desde la primera o la última palabra de la página, según se haya decidido. Se anotan las siete palabras en un papel) y redactar el cuento original incluyendo en él, por el orden de extracción, las siete palabras de la prueba.

Leer el resultado para todos.


7

 

INVENCIONES LÉXICAS

 

 

Por parejas. Cada pareja debe inventar una palabra nueva, que no exista en el diccionario, y redactar su definición inventada. Después, pasan la palabra a otra pareja sin facilitarles la definición, para que la vuelvan a definir. Se puede hacer tres o cuatro veces. Cuatro minutos por turno.

Para concluir, se lee la palabra y se proponen las distintas definiciones.


8

 

TIPOTEAR

 

 

Es un juego sin resultado escrito. Uno piensa en un verbo concreto y lo sustituye por “Tipotear”. Los demás le preguntan cosas para averiguarlo. Cada uno tiene tres oportunidades de adivinar el verbo. Gana el primero en decirlo. Y el ganador piensa en un nuevo verbo que se sustituirá por “Tipotear”.


9

 

TRABALENGUAS II

 

        Por equipos, recitar lo más rápido posible el trabalenguas asignado. Gana el miembro del grupo que lo recite entero con mayor rapidez.

 

I

 

Ningún amador ardió
por dama amada en el fuego
como Robustiano el juego
de pelota ciego amó.

Fue quien más diestro jugó
el juego de la pelota;
tanto que, la ropa rota,
hecho un adán acabó
y en pelota se quedó
por jugar a la pelota.

 

Rodrigo Caro: Días geniales o lúdricos. (adaptado)

 

 

II

 

Ríete mucho, Daniel,
de quien no tiene remedio
y, para burlarte de él,
levanta el dedo de en medio.

Y el que no tiene remedio
ríase de quien lo tiene
levantando el dedo aquél
y marcando a dónde viene.
Que a quien se burla, Daniel,
verse burlado conviene.

 

Rodrigo Caro: Días geniales o lúdricos. (adaptado)

 

 

III

 

Lope Hita, Sancho Porra,
Pericón y el Rabadán
de dos en dos jugarán
al juego de la modorra,
al de tu gorra y mi gorra
y al salsabuque.
Y luego a cazar al duque,
a tabas, a churro, al chuque
y al sal salero,
la manga y el mangotero:
sal y vendrás, caballero,
que te tengo que atrapar
y tú tendrás que pagar
al que te pille primero.

 

(popular, adaptado)


IV

 

No hay nada como pasar
por donde haya dos o tres
que al mirarnos, sin hablar,
nos comiencen a apuntar
diciendo todos: ¡él es!.

Que hablen de uno es lisonjero
mientras no hablen demasiado:
que ese dedo ajeno alzado
puede empezar sonajero
y terminar en sonado.

 

(De Persio, traducido por Vicente Riva Palacio. Adaptado)

 

 

V

 

Por el verde, verde
verdería de verde mar
erre con erre.

Viernes, vírgula. Virgen
enano verde
verdularia cantárida
erre con erre.

Verdor y verdín
verdumbre y verdura.
Verde, doble verde
de col y lechuga.
Erre con erre
en mi verde limón
pájara verde.

Por el verde, verde
verdehalago húmedo
extiéndome. Extiéndete.
Vengo de Mundodolido
y en Verdehalago me estoy.

 

Mariano Brull: “Verdehalago” (Poemas en menguante)

 

 

VI

 

Manolo:
olvida este beso que yo te he pedido
y no me has sabido, muchacho, negar.
Manolo:
olvida esta fecha y olvida mi nombre
y búscate un hombre que puedas amar.
Perdona, Manolo, si te ha ilusionado
por unos momentos mi modo de ser.
Recuerda tan sólo que soy un soldado
y puede que nunca me vuelvas a ver.

 

Quintero, León y Quiroga: Magnolia (adaptado)

 

 

VII

 

Anoche de madrugada,
ya después de mediodía,
vi venir en romería
una nube muy cargada.
No después de mucho rato
vi venir un orinal
puesto de pontifical
como tres con un zapato.
Y allí vi venir un gato
cargado de verdolagas,
y un sacramental sin bragas
caballero en un gran pato.
Por hacer más aparato
y no reventar el tino
me restregué en un espino
y estuve pasando el rato.

 

Anónimo recogido por el Padre Sarmiento en
Memorias para la historia de la poesía y poetas españoles.
(adaptado)

 

 

VIII

 

Yo soy, como ustedes saben, un gitano calderero
que pregono por las calles con muchísimo salero.
Y en cuanto llego a la esquina se asoman a los balcones
las viudas y las casadas para escuchar mis pregones.
Cuando sienten las vecinas pregonar al calderero
se les afloja el sostén y se les quema el puchero.
Y están con este gitano tan celosos los vecinos
que van a darme una soba donde amargan los pepinos.

 

Montes y Benito: El tilín tilín (adaptado)

 

 

IX

 

Les pido caridad por mi persona:
procúrenme algún piso, por favor;
no importa que le falte el “nofunciona”,
lo cual quiere decir el ascensor.
Pues ha surgido en mi alma torturada,
tras tanto cavilar, la duda cruel
de si estará actualmente ya alquilada
incluso la casita de papel.

 

Alberto Brull: Busco un piso


X

 

 

Fue solamente un instante
lo que duró nuestro amor,
pero un instante es bastante,
en Tokio y en Alicante,
para gozar de una flor.

Aquella noche ha pasado:
no volverá nunca más.
Tú ya no estás a mi lado,
mancha de crocanti helado:
pero en mi pecho sí estás.

Aunque no sé tu destino
y sé que no has de venir
salgo a esperar al camino
el ruido de tu vespino,
y eso me ayuda a vivir.

Cartas que escribo y escribo
que nunca te han de llegar.
Sé que de sueños yo vivo
y estoy más loco que un chivo,
pero me gusta soñar.

 

F. Carreras: Recuérdame (adaptado)

 

 

XI

 

Don Ruperto, que es casado,
entre sueños ha nombrado
una noche el bello nombre de Isabel.

Cuentas le pidió su esposa
y él dijo: “—¡Vaya una cosa!
Es el nombre de una jaca que compré.”

La señora se tragó la excusa del animal,
pero ayer cuando volvió le armó la de carnaval,
pues le dijo a su llegada
dándole una bofetada:
“—Tu jaquita te ha mandado una postal.”

 

Ha robado la Juliana
una cabra esta mañana
y a su pueblo muy contenta la llevó.

La sacó con ella al prado
y después que se hubo hartado
en su casa tan tranquila la metió.

Un vecino con horror le ha venido a preguntar
de qué modo el mal olor se conseguirá aguantar.
Y así dijo la Juliana:
“—Esta cabra es muy humana
y a mis cosas se tendrá que acostumbrar.”

 

A. Kaps y R. Vives: ¡Qué barbaridad! (adaptado)


10

 

ADIVINANZAS

 

        Por equipos, hay que resolver cada adivinanza. El equipo que la acierte antes gana un punto. Gana el grupo que acumule más puntos.

 

 

I

 

Llanto soy sin ojos,
lágrima sin sal,
tejaditos negros,
suelo de cristal.

I (la lluvia)
 

Isabel Escudero

 

 

II

 

Un señor con muchos tics:
siempre anda pensando
en el porvenir.

II (el reloj)

 

Isabel Escudero

 

 

III

 

Claro, claro que es verdad
que tú le miras;
claro, claro que es mentira
que te ve.
Claro, claro que es igual
el dos que el uno.
Claro, claro que está claro
que eres él.

III (el espejo)

 

Isabel Escudero

 

Claro que es verdad que tú le miras;
claro que es mentira que él te ve.
Claro que es igual el dos que el uno;
claro que está claro que eres él.

(la misma, adaptada)

 

 

IV

 

Aunque tengo cuatro patas
nunca puedo caminar:
la muerte, el amor y el sueño
me vienen a mí a buscar.

IV (la cama)

 

Isabel Escudero


V

 

¿Qué cosa es
que cuanto más claro
menos se ve?

V (el cristal)

 

Isabel Escudero

 

 

VI

 

Adivina, adivinanza:
llevan su sombra
a distancia.

VI (las nubes)

 

Isabel Escudero

 

Engordan, aunque no comen;
llevan su sombra a distancia
y, cuando todo está quieto,
pasan, pasan, pasan, pasan.

(la misma, adaptada)

 

 

VII

 

Con una letra y la nada
he fabricado mi espada

VII (A cero)

 

Isabel Escudero

 

VIII

 

Cuatro hermanitas somos,
bajo un techo moramos,
corremos por parejas,
siempre nos acosamos,
andamos cada día,
nunca nos alcanzamos,
dormimos abrazadas
y nunca nos juntamos.

VIII (Las ruedas)

 

Libro de Apolonio (adaptado)

 

IX

 

Es el mejor ornamento
de la cabeza del hombre
y es el sombrero su nombre.
Adivínalo, jumento.

IX (El sombrero, claro está)

 

Francisco de Quevedo y Villegas


X

 

¿Qué animal por la mañana
se ve andar en cuatro pies,
en dos pies a mediodía
y luego a la noche en tres?

X (El hombre)

 

Enigma de la Esfinge de Tebas,
adaptado por Francisco Acuña de Figueroa

 

 

XI

 

¿Qué agua no sale
del húmedo suelo,
no baja del cielo
y provoca sed?
Sabios, responded.

XI (El sudor)

 

 

XII

 

Por la mañana me encojo
y por la tarde me estiro.
Entro al agua y no me mojo;
al fuego, y no me las piro.

XII (La sombra)

 

 

XIII

 

Si soy joven, joven quedo;
si viejo, me quedo viejo.
Tengo boca y no te hablo;
ojos tengo y no te veo.

XIII (El retrato)

 

 

XIV

 

Aunque no estoy en el aire
ni en el agua se me ve,
soy la alegría del ave
y la condena del pez.

XIV (El gusano o la lombriz)

 

 

XV

 

Sube rica y baja pobre;
entra llena y sale limpia;
a la ida se calienta
y cuando vuelve se enfría.

XV (La cuchara)


XVI

 

Dos cristales transparentes
tienen agua y no son fuentes.
De día todo lo entienden;
de noche desaparecen

XVI (Los ojos)

 

 

XVII

 

Dicen de mí que soy rey,
pero yo no tengo reino.
Dicen también que soy rubio,
pero nunca tuve pelo.
Afirman muchos que ando,
pero yo ni me meneo;
eso sí: arreglo relojes
aunque no soy relojero.

XVII (El sol)

 

 

XVIII

 

Fue mi cabecita roja;
me la rasparon con fuerza
y naranja se quedó.
Acabará toda negra.

XVIII (La cerilla)

 

 

XIX

 

Una vieja arrugadita
tuvo un hijo enredador,
unas hijas buenas mozas
y un nieto predicador.

XIX (La vid, el pámpano, las uvas y el vino)

 

 

XX

 

Un cercado
bien arado
donde la reja
no ha entrado.

XX (El tejado)

 

 

XXI

 

Una copa negra
que el viento se lleva:
boca arriba está vacía
y boca abajo está llena.

XXI (También el sombrero)


APÉNDICE:

 

JUEGO DE PALABRA

 

charla inaugural del curso 1991-92 en

el Instituto de Bachillerato El Clot,

de Valencia

 

 

 

Señoras, señores, queridos amigos y compañeros de fatigas, alumnos y profesorado de esta benemérita casa:

 

Quiero comenzar mi disertación recordando las sabias palabras de don José MARTÍNEZ DE LA ROSA quien, en circunstancias similares a las que hoy nos reúnen aquí, dijo esto que sigue:

 

“Al abrirse de nuevo las puertas de este Instituto dedicado a la pública enseñanza...” nada parecería más propio y oportuno que demostrar, dada mi condición de filólogo y persona ocupada por la Literatura, la gravísima importancia que tan alta enseñanza tiene y debe tener en la completa formación intelectual de las futuras generaciones de estudiantes. Como ya dijo el clásico: “que nadie pase sin saber poesía.”. Y de todos es sabido que el clásico nunca se equivocó.

 

Pero pienso que, si esperabais un discurso de ese tipo, habríais llamado a otro. Así pues, me dedicaré durante los próximos minutos a comentar con vosotros algunos juegos de palabras que, aunque conectados —y a veces muy estrechamente— con lo que llamamos Literatura, no suelen aparecer por nuestras clases. Eso me permitirá meter la pata aparentando erudición y sembrar de cuando en vez alguna que otra puya o ironía.

 

Yo estoy cada vez más convencido de que escribir es decir; esto es: narrar, argumentar o exponer algo, una idea, una intuición, una emoción. También por eso vengo hoy hasta aquí para escribir un juego de palabra; es decir: de viva voz, y a pelo. Todavía me asombro de que algunos sedicentes políticos (¡grave cosa!) entablen su “gran madre de todas las batallas” no por la lengua oral, que es la única fuente y fuerza de unión de todo pueblo, sino, pásmense, por las encontradas opiniones acerca de cómo conviene enseñar que se escriba, cosa sin importancia a todas luces. Inventar una lengua es inventar su hablar, no su grafía. Quien cree crear un idioma alterando tan sólo tilde y letra no va a lograrlo nunca.

 

De ello sacaré dos reflexiones. La primera, algo resignada, me representa ante mí mismo con capirote y dos orejas de asno. Llevo por título: “Quiso enseñar la lengua con escritos”. ¡Ay, madre, y cuántas veces me he dedicado en clase a lo más nimio y he descuidado lo fundamental: hablar, darle a la lengua! La segunda, realista, afirma que la lengua hecha, bien pensada y prensada —o exprimida, que por algo en francés se emplea exprimer por expresar— , macerada hasta la última gota de su jugo (el Jugo de la Raza, por supuesto), es la médula y madre de toda posible literatura. Y pienso “Madre” con sus dos sentidos: generadora, pariente y criadora, sí, pero también su sedimento o poso: lo que queda en el fondo de la barrica apurada hasta la hez.

 

Y hoy, precisamente, me dedico a la literatura salida de madre: a esa criada respondona que le salió a la lengua para divertimento de las gentes. Johan HUIZINGA afirma en su Homo Ludens que “La poesía, nacida como juego, permanece en la esfera del juego como en su propia casa.” Incontables son las formas lúdicas que ha podido adquirir la literatura toda a lo largo de las diversas épocas y lenguas que la han cultivado. Me limitaré a un breve muestrario de las que más aprecio.

 

Los ingleses, tan aficionados desde siempre al sinsentido (que ellos llaman nonsense), son los creadores de una estrofa—poema que, nacida en el ámbito infantil, ha llegado para muchos a convertirse en metáfora del mundo. Se trata del Limmerick, composición rimada de cinco versos que suele comenzar con los clásicos “There was a...” y “Once upon a time...” y presentando a un personaje extraño. Veamos un ejemplo hecho a propósito:

 

Hubo una vez un viejo hombre de Cro-Magnon

 

Al primer verso de presentación sigue otro, rimando, que nos narra la acción principal:

 

que intentaba con el basto atrapar un gorrión.

 

Una vez planteado el conflicto en toda su crudeza, los versos tres y cuatro suelen introducir una nota discordante: es la prueba vital a la que se enfrenta nuestro héroe:

 

Pero el pillo gorrión, dando bandazos,

se burlaba y esquivaba los porrazos...

 

El desenlace, tan sólo insinuado, deja al quinto y último verso de regreso al primero, pero modificando siempre de algún modo el matiz de presentación del personaje:

 

del pobre, atribulado y despistado tipo de Cro-Magnon.

 

Y es que la gran prueba iniciática siempre acaba marcando a quien es capaz de superarla. Completo, el limmerick quedaría así:

 

Hubo una vez un viejo hombre de Cro-Magnon

que intentaba con el basto atrapar un gorrión.

Pero el pillo gorrión, dando bandazos,

se burlaba y esquivaba los porrazos

del pobre, atribulado y despistado tipo de Cro-Magnon.

 

Hubo una vez autores que se hicieron famosos sólo a fuerza de limmericks. Como Edward LEAR, en el siglo pasado. Leopoldo-María PANERO ha empleado la estrofa en nuestra lengua, y tradujo además muchos del inglés. Ahí va otro ejemplo:

 

Érase una vez un viejo de Bohemia

cuya hija fue bautizada Eufemia;

pero un día, para su dolor,

ella se casó con un ladrón,

lo que hizo morir a este viejo en Bohemia.

 

En nuestra lengua, y más cerca en el tiempo, mientras Ramón GÓMEZ DE LA SERNA triunfaba en la prensa con sus greguerías, un grupo de poetas jóvenes —y alguno que ya no tanto— se lanzaba con furor a un doble intento: inventar para lo futuro la Generación del Veintisiete y lograr el Anaglifo más original o cómico de todos.

 

Un anaglifo era —y es— una estrofa de cuatro versos “que constaba, según MORENO VILLA, de tres sustantivos, uno de los cuales, el de enmedio, había de ser «la gallina». Para MORENO, todo el chiste consistía en que el tercero tuviese unas condiciones fonéticas que impresionasen por lo inesperadas.” ALBERTI no está de acuerdo. Para él, “la dificultad y la gracia de un buen anaglifo radicaba en que el tercer sustantivo no tuviese la más remota relación con el primero.” Fuera al fin como fuese, Vida en claro, de MORENO VILLA, y La arboleda perdida de ALBERTI transcriben algunos ejemplos jugosos:

 

El té,

el té,

la gallina

y el Teotocópuli.

 

O este otro:

 

El pin,

el pan,

el pun,

la gallina

y el comandante.

 

, que ALBERTI desestima por rebasar en un verso el modelo canónico y sugerir alguna relación entre las onomatopeyas del disparo y el oficio del comandante. LORCA, según refieren uno y otro memorialistas, inventó el anaglifo barroco:

 

La tonta,

la tonta,

la gallina

y por ahí debe andar alguna mosca.

 

Era la decadencia de un gran género. Yo también, alguna tarde, me entretuve ensayando algunos subgéneros. He aquí, como muestra, un anaglifo metafísico-filosófico:

 

El huevo,

el huevo,

la gallina

y la existencia de un orden simultáneo.

 

Y otro lógico-culinario:

 

El jamón,

el jamón,

la gallina

y sazonar al gusto con pimienta.

 

Bien sé que agua pasada no mueve molino, pero, que yo sepa, el placer del juego poco o nada tiene que ver con los molinos. Y es más: algunos de estos pasatiempos, en un principio vírgenes de finalidad, han acabado siendo juegos serios. Es el caso del Haiku, estrofa (y después poema) de tres versos originaria del Japón, y que comenzó siendo empleada para competiciones en las que cada miembro de la reunión debía improvisar uno a tenor de lo que hubiese dicho el anterior miembro en el suyo. Algo parecido intentaron no hace muchos años el mejicano Octavio PAZ, el francés ROUBAUD, el italiano SANGUINETTI y el inglés TOMLINSON. El resultado es Renga, una cadena políglota de poemas publicada como libro en los cuatro idiomas originarios. Y si no, ahí están, y bien vivas, las jotas de picadillo de mi tierra, con las que mozos y mozas se provocan e increpan mutuamente en una jocosa lucha de sexos en la que siempre guardan, eso sí, la rigurosa alternancia del bipartidismo. Y tras la que siempre niegan además que eso sea juego con la misma cara dura que un Cánovas o un Sagasta.

 

Pues bien, el haiku nacido así para un jeu d’esprit acabó convertido en la más aquilatada expresión de un satori, o estado de iluminación de los adeptos a la meditación zen. Más tarde, en su llegada a nuestra lengua, el haiku comenzó siendo otra vez un puro chiste para acabar logrando con los años y el cultivo entidad propia como género serio, empleado por poetas de la talla de MACHADO, Juan Ramón, CERNUDA, VALLE-INCLÁN o Salvador ESPRIU.

 

El introductor del género en lengua castellana fue el mejicano José Juan TABLADA. Suyos son varios haikus casi chistes en verso como los dos que siguen:

 

Del verano roja y fría

carcajada

rebanada de sandía.

 

O bien:

 

Mientras lo cargan

sueña el burrito amosquilado

en paraísos de esmeralda.

 

Coincidiréis conmigo en que el primero es casi greguería rimada; en cuanto al segundo, poco o nada añade a nuestra percepción de la realidad.

 

El haiku clásico constaba de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. En su tránsito a España y América, pocos autores respetaron esa medida. Tampoco se perpetuaron otras reglas, como la necesidad compositiva de que el tercer verso contrastase por su asunto con los dos anteriores (en un remedo de la iluminación repentina de la que hablábamos antes) o la exigencia de incluir alguna palabra que indicase al lector la estación del año en que se situaba el poemilla. Muy por encima de reglas y obligaciones, Antonio ESPINA escribía:

 

El sol es perseguido de cerca por el horizonte.

Envíen guardia civil.

Ya casi no queda tarde.

 

De Alejandro MAC-KINLAY es éste otro:

 

Roza

la luna el brocal del pozo;

la moza

besa al mozo.

 

Pero poco a poco, como veremos, el haiku se hace serio. Cuando llega a las manos de CERNUDA ya está casi maduro:

 

Como un pájaro de fuego

la luna está entre las ramas

del enebro.

 

Y de un su gran amigo en el exilio mejicano, el ya citado Octavio PAZ, tenemos algunos de los mejores haikus castellanos:

 

Hecho de aire,

entre pinos y rocas

brota el poema.

 

Pero quizá los haikus más hermosos escritos en España sean debidos a Salvador ESPRIU, cuya colección Per al llibre de salms d’aquests vells cecs contiene, entre otras joyas, ésta:

 

Clapiten gossos

al meu voltant. Rastregen

caça segura.

 

Tendremos que dejar aquí los haikus. Ellos solos sobrarían para dar tema a un ciclo de conferencias bien extenso, pero quisiera ahora hablaros de otros divertimentos más libres, menos serios, que se me antojan también algo más cerca de los orígenes del lenguaje. Alfonso REYES habla en alguno de sus ensayos de la existencia de un antiguo libro titulado Días geniales y lúdricos, del poeta renacentista Rodrigo CARO, en le que su autor consignó un buen número de juegos infantiles que, en su época como en la nuestra, se acompañaban de sonsonetes, canciones o fórmulas casi mágicas:

 

Sal, salero.

Sarabuca

de rabo de cuca

de acucandar

que ni sabe andar

ni pan comer:

vete a esconder

detrás de la puerta de San Miguel.

 

Algunas de las que podrían parecer palabras en el texto no son tales, pues carecen de significado. Esto ocurre con “sarabuca” o con “acucandar”. Casos similares se encuentran en la obra de Lope, Gil VICENTE, QUEVEDO e innumerables autores de nuestros días. A esos remedos de palabras los bautizó Alfonso REYES como Jitanjáforas. Y he aquí que “Jitanjáfora” es palabra porque dejó ya de ser jitanjáfora. REYES le dio un significado: se la encontró en los versos sin sentido de un amigo y la rescató para elevarla a paradigma y definirla; es decir: para quitarle esa naturaleza grácil, leve, feliz y juguetona que la había hecho llevar una tranquila existencia escrita sin ningún tipo de turbación o responsabilidades.

 

Tras este invento, que no hizo sino reconocer el gran invento inmemorial del pueblo (que repite desde antiguo cosas como “Una, / dola, / tela, / catola...” o “La Maribárbola se maribarboliza, se maribarboliza, maribarbolizó.”), han seguido otros muchos.

 

Más recientes me parecen los lenguajes exclusivistas y semisecretos como el infantil de hablar con TE (¿TEqué TEos TEpaTEreTEce?), junto a procedimientos oulipianos como el S+7, consistente en sustituir cada sustantivo de un texto por el que aparezca en séptimo lugar tras él en cualquier repertorio de palabras. Supongo que nadie tendrá problemas a la hora de reconocer, tras un S+7, un texto tan famoso como éste:

 

    En la prisa creó Dipsómano el cientopiés y las tijeretas. Pero las tijeretas eran cucurbi-tácea y válium; había tintorerías por encima de la ablución y el esplín de Dipsómano esta-ba planeando por encima de los aguijones. Entonces dijo Dipsómano: «Que haya labio», y hubo labio. Vio Dipsómano que el labio era bueno y separó el labio de las tintorerías. Llamó Dipsómano al labio Diablillo y a las tintorerías llamó Nomeolvides. Atardeció y amaneció: diablillo primero.

 

Intentos como éste no quedan tan alejados de lo que hoy por hoy consideramos literatura de calidad. Ahí estarían JOYCE, Julián RÍOS o CORTÁZAR por citar algunos ejemplos evidentes. Hay en la obra de este último, concretamente en Rayuela, un intento (el primero en serio, que yo conozca) de conformar todo un lenguaje verbal jitanjafórico, que allí se llama glíglico, y es propio en el libro de los amantes:

 

    Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperan-tes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado que-jumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arni-llas se espejunaban, se iban apeltronando, re-duplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia.

 

Se trata de una escena erótica, en cuya evocación se han sustituido gran parte de los términos más claramente delatores por otros cuyo valor patente es el más puramente musical. Pero, por otra parte, el recurso nos hace pensar en el cuidadoso velo de pudor que el escritor ha tendido sobre los amantes, como si quisiera, pese a todo, resguardar un poco de su intimidad a los indiscretos ojos del lector. Porque, al fin y al cabo, ¿no habíamos quedado hace siglos en que la experiencia amorosa es, por su propia naturaleza, un acontecimiento que roza lo inefable? Pues ahí lo tenemos. Se mantienen estructuras sintácticas, morfemas y hasta rastros de lexemas propios del español, pero la cosa termina ahí: todo el resto es una sarta de “ínsulas extrañas” o “cuevas de leones” que sólo por asomo nos permiten intuir aquello de lo que se habla.

 

De similar modo opera don Gonzalo TORRENTE BALLESTER en su libro La saga - fuga de J. B.: he aquí cómo comienza, en esa novela, la “Balada periódica mixta de los amores del tornillo y la tuerca”:

 

Mátira cóscora látura cal

Torcalirete, Turpolireta,

Lámbita múrcula séxjula ram,

Turpolireta frindela mu gay.

 

Ambos casos, curiosamente, se refieren a una similar —¿similar?— experiencia amorosa, quizá por ser ésta lo más tratado en la tradición como experiencia inefable al alcance de todo el mundo. Pero todos estos juegos son, en el fondo, mucho más serios de lo que pueda parecer a primera vista, y siempre llega quien está dispuesto a tomarlos en serio hasta el final. Es, probablemente, el caso de Juan Eduardo CIRLOT, más conocido como autor de un empleado Diccionario de símbolos que como el magnífico poeta que llegó a ser. Uno de sus poemas más perfectos, a decir de la antóloga Clara JANÉS, es “Visio Smaragdina”, inspirado en las visiones cromáticas que experimenta el místico sufí cuando está próximo a entrar en la luz divina. Dice así:

 

Maresmer

maresmel vad

valma resdar

mares delmer

 

Deser verdal

vernal damer

adler es mar

verden lervad

 

Maresmer ver

desmeral dar

dar

ver

verd

verd smerald.

 

En otra parte, Clara JANÉS explica así la “visión esmeralda”, que ella identifica con la “Última etapa que recorre el místico sufí. La oración o dikr, a la que acompañan movimientos de cabeza, posturas precisas y respiración regulada, sume su mente primero en la tiniebla, después en la luz del fuego y finalmente en la luz verde del corazón. Emerge así con movimientos concéntricos del pozo de las tinieblas, que, trocándose en luz verde, invierte su situación. Por él descenderán los ángeles y la Shekina o aspecto femenino de Dios.”. El poema de CIRLOT pretende acercarnos esta experiencia mediante palabras rotas (el “no sé qué” de San Juan de la Cruz), en las que es fácil ir reconociendo fragmentos de verde y de esmeralda; pero también otras palabras como mar, ver, dar... y aproximaciones a algunas más: invierno, damero, larva. Basta con unas cuantas consultas a su Diccionario de símbolos para comprobar que nos encontramos ante un completo campo semántico asociado a la experiencia mística. CIRLOT manifiesta así una clara voluntad de articular lo inefable mediante signos que remiten a otros signos, de manera comparable a los escritos del propio San Juan, de Ángelo SILESIO o de, salvando las distancias, Emily DICKINSON. Y así, pian pianico, la jitanjáfora se ha convertido ya en una forma de designar el camino inefable hacia Dios, cuyo nombre no puede ser dicho según diversas tradiciones religiosas monoteístas.

 

En cualquier caso, todos los intentos de inventar un lenguaje jitanjafórico vistos hasta ahora (y todos los que yo conozco) conservan alguna referencia inmediata, sea ésta sintáctica, gráfica, rítmica o semántica, con la lengua materna de sus autores, en la que al fin se inscribe aunque sea como imagen especular, negación de una afirmación cuya evidencia es la presencia de la verdadera propia lengua materna en los entresijos de lo inventado. La mayor parte de estas invenciones queda, pues, como un conjunto de divertimentos más o menos inocentes que entrañan un evidente afán de extrañamiento. Extrañamiento que, otra vez, CORTÁZAR es capaz de conseguir de muchos otros modos. Por ejemplo, el famoso cuentecillo:

 

POR ESCRITO GALLINA UNA

 

    Con lo que pasa es nosotras exaltante. Rá-pidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente co-hete lanzado Cañaveral americanos por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invi-sible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó en la paf, y mutación golpe entramos de. Rápi-damente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la so-mos de historia, química menos un poco, de-sastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmos el, carajo qué.

 

Juego en palabras, que en ocasiones como ésta acaba convirtiéndose en la médula misma del texto. Ciertamente, las gallinas han experimentado una mutación que les permite hablar la lengua humana. Pero ellas creen que la emplean correctamente, cuando en realidad trastocan el orden de todos los elementos de tal manera que es difícil hacerse una idea cabal de lo que están diciendo. El hipérbato salvaje se convierte así en la verdadera razón de ser del cuento, que lo muestra no sólo como recurso, sino como tema y argumento centrales.

 

Pero alejémonos ahora de este espacio para, sobrevolando la cordillera de los caligramas, el gran país de la poesía gráfica y visual, el continente ignoto de la numerología y otros muchos inventos pasajeros o no, aterrizar en el extremo reino del fonema. Permitidme pues que, para terminar, os hable antes de irme de los Palíndromos. Y espero que, de vuelta de este viaje, ellos me ayuden a conjurar la tomatina.

 

Méjico ha heredado de la Gran Bretaña buena parte de su manía por los clubes. (“CLUBES” ¡Qué asco! Esto me pasa por hacer caso a la Real Academia). Y, al igual que en el mundo anglosajón los hay dedicados al tabaco de pipa, los aromas o el limmerick, al otro lado del Atlántico proliferan los palindromistas. Un palíndromo es una frase que, leída de derecha a izquierda, conserva el mismo orden de grafías que si fuese leída de manera normal. El más famoso, y uno de los más extensos, es:

 

Dábale arroz a la zorra el abad.

 

Es, también, uno de los más desmañados: no sólo es que suene fatal, que carezca de ritmo y que su tema resulte absolutamente estúpido; es que, además, nadie nos cuenta por qué se ha vuelto vegetariana la pobre zorra, o qué mueve al abad a comportarse de una forma tan sádica, ofreciendo comida de herbívoro a un depredador. ¿O es que la zorra era de raza humana, y el pobre abad sólo cumplía con su deber de caridad, y el autor del palíndromo era un misógino deleznable? En fin... Alfonso REYES recuerda uno latino:

 

Roma tibi subito motibus ibit amor.

 

Y otro, que atribuye a James JOYCE:

 

Madama, I am Adam.

 

Autores hay que se dedican a componer poemas con este sistema —el propio CIRLOT ensayó cosas parecidas—. De un texto palindrómico en catorce endecasílabos escrito por Hilario FRANCO rescato aquí el primer verso, el único memorable a mi juicio:

 

Seda de los ayeres, las edades...

 

que, leído al revés, se convierte, cómo no, en el verso final:

 

Seda de sal, seré ya soledades.

 

Pero mucho me temo que por este camino, y a pesar de palíndromos vocálicos tan ilustres como el de Garcilaso:

 

Más helada que nieve, Galatea

A  E  A  A  E  IE  E  A  A  E  A

 

... con su diptongo central; o el popular, tan bello:

 

Abaja los ojos, casada

A A A O O O A A A

 

... nos alejamos cada vez más de la literatura para acercarnos a los crucigramas. No es esa nuestra intención, sino mostrar ciertos viejos poderes que hombres y mujeres como nosotros dieron hace ya tiempo a la palabra. Hacer trampas en juegos como éstos sería tan absurdo como hacerlas en un solitario de naipes. El ser humano, hasta en el juego, busca la perfección, y de esa búsqueda está hecha la literatura.

 

Podría aún hablaros de Bernardo ATXAGA, que empleó una vez, para contar su historia, la estructura del juego de la Oca; y otra, para una conferencia que le escuché, la raspa articulada en vértebras iguales del alfabeto. O de ARRABAL, capaz de construir una novela como se cuenta una partida de ajedrez. DANTE nos cuenta en su Vita nuova cómo una vez escribió una epístola en verso con los nombres de noventa doncellas de Florencia, para deslizar entre ellos, melancólico y limpio, el de Beatrice. Arnaut DANIEL y PETRARCA, y luego POUND, jugaron con el nombre de Laura en muchos versos. Y luego están los acrósticos, y las rimas cazurras, y las rimas en eco, y... ¿Qué es todo esto, sino juego de palabra? ¿Y qué otra cosa es, cuando se logra, sino pura belleza?

 

La literatura es, por su propia ley, inútil. Y por eso el destierro cada vez mayor, más ominoso, al que se la condena en la reciente Reforma de Enseñanzas Medias. Pero también, y a la vez que inútil, la literatura es por definición absolutamente necesaria. Es inútil cualquier intento por alargar nuestra vida, pero cualquier intento de hacerlo se nos muestra como necesario. La esperanza es lo último que se pierde. Viene justo después de la cabeza. Además, la literatura es sumamente sugestiva, y misteriosamente poderosa. A ese poder de las palabras, cuando alguien es capaz de mostrarlo en su esplendor, muy pocos se sustraen. Es algo que los políticos profesionales conocen muy bien, o deberían. La verdad es que sospecho que es por eso, también, que anda proscrita por quienes pueden proscribirla desde lo alto. Y es que el poder o la energía de la literatura es de tal faz que se transmite y muda; que se transmuta y vuela; que no acaba: tan sólo se transforma. Y si es poder y es energía, entonces ¿a qué santo llamarla inútil? Acaso inusual es más exacto.

 

Así es, por desgracia. Sonrojo ajeno causa ver algún reciente Nobel poniendo puños donde no palabras. Tirar a un sedicente periodista a la piscina al grito de “¡Capullo!” no me parece lo propio de quien pudiera haberlo derrotado con un breve puñado de palabras. Es una implícita confesión de impotencia: las armas de un poeta son sus versos. Algo parecido nos ocurre al contemplar ahora los programas de estudios de nuestros futuros alumnos: sospechamos que, sin el fantasmagórico, maleable e incomparable poder de las palabras en su endeble mochila, antes recurrirán al de los puños.

 

Pero dejemos pensamientos tristes. Concluyo aquí, y es demasiado tarde, y ya lo siento. No os invito, ya veis, a la lectura, aunque cualquier brindis por ella nos sea siempre grato: nunca, nunca leemos lo suficiente. Pero hoy he preferido invitaros a jugar con aquello que tenemos más a mano: a manejar, a moldear palabras, y fonemas, y letras; luego, frases. Pues quién sabe si un día no nos ocurrirá que acabemos tomando el juego en serio, y llame a nuestra puerta la Belleza, y al abrirle...

 

Muchas gracias.