Poemas para recitar (antología)

 

EL LIRÓN

 

En cuanto el frío comenzó,

en vez de encender una lumbre,

meterse en cama prefirió

por la fuerza de la costumbre.

"—¡Así no se puede vivir!

¡Pronto estaremos bajo cero!",

dijo el lirón y ¡hala! ¡a dormir!

¡a roncar el invierno entero!

 

Abría un ojo cada vez

que en su barriga había un hueco;

lo tapaba con una nuez

o cualquier otro fruto seco.

Pues si lo bueno del sopor

es que en su estado no se piensa,

se practica mucho mejor

si está provista la despensa.

 

¡Qué vida ésta

de la floresta!

Mira por dónde, al animal

dormir le fue fatal:

viniendo a mano

para un pantano

sufrió aquel bosque una brutal

reforma forestal.

 

Vino un bull-dozer o un tractor:

dio tal meneo al domicilio

que el pobre bicho, en su estupor,

no pudo ni pedir auxilio;

no pudo ni siquiera ver

la ruina de su madriguera:

dijo tan sólo: "—¡Hay que joder-

se! ¡Ya está aquí la primavera!”

 

Cayó la rama,

cayó la cama,

cayó el somier, cayó el colchón

aplastando al lirón;

y digo yo que

quedarse roque

durante toda una estación,

aunque haga frío, es una exageración.

 

Javier Krahe      

UN METRO CUADRADO

 

Un metro cuadrado

de tierra es bastante,

un metro cuadrado,

con tapia de piedra

todo él rodeado.

 

Que la gente sepa

que todo eso es mío

y nadie se atreva

a entrar sin permiso

y, dentro, un manzano

o tal vez una parra

para refugiarse en su sombra en verano

con una guitarra: no cabe un piano.

 

Un metro cuadrado

sembrado de hierba

y en él recostarme

un poco encogida,

rozando la piedra.

 

Un libro en las manos

con estampas viejas

y canto dorado:

Cuentos, de Calleja.

Se escucha el cuclillo

oculto en la parra;

un cri-cri que acompaña su canto sencillo

son hermano grillo y hermana cigarra.

 

Sobre mi cabeza

se ve el cielo mío,

todo el cielo propio...

y poder mirarlo

sin pedir permiso

con un telescopio

y bajo mis pies

un metro cuadrado

de mi propia tierra

hasta el fondo adentrado

para que me entierren

bajo la maleza

junto a mi guitarra

de pie, o de cabeza.

 

Gloria Van Aerssen     

LA MONA Y EL POLO

 

        Una mona en Chamberí,

que de seda no vestía,

encontróse el otro día

por la calle a un jabalí.

El jabalí un pirulí

chupaba; la mona viólo,

con atención observólo

y preguntó muy curiosa:

"—¿Qué es aquesta quisicosa?"

"—Pues esto, chica, es un polo."

        La mona quiso uno igual

y comprólo en un carrito,

pero chupaba el palito

y no el jugo tropical.

Extrañóse el animal

y dijo: "—Jabalí amigo,

oye bien lo que te digo:

o este polo ya está usado,

o en verdad que me ha tomado

el pelo la casa Frigo."

        No acuses de fraude o dolo

a quien tu placer abona,

y no hagas como la mona

chupando al revés el polo,

que quien hace tal acción

y chupa el palo es cretino,

pues la madera de pino

no sabe como el limón.

 

Jorge Llopis       

 

 

 

EN EL PRINCIPIO

 

Si he perdido la vida, el tiempo, todo

lo que tiré, como un anillo, al agua;

si he perdido la voz en la maleza,

me queda la palabra.

 

Si he sufrido la sed, el hambre, todo

lo que era mío y resultó ser nada,

si he segado las sombras en silencio,

me queda la palabra.

 

Si abrí los labios para ver el rostro

puro y terrible de mi patria,

si abrí los labios hasta desgarrármelos,

me queda la palabra.

 

Blas de Otero    


FONEMORAMAS

 

Si canto soy un cantueso

Si leo soy un león

Si emano soy una mano

Si amo soy un amasijo

Si lucho soy un serrucho

Si como soy como soy

Si río soy un río de risa

Si duermo enfermo de dormir

Si fumo me fumo hasta el humo

Si hablo me escucha el diablo

Si miento invento una verdad

Si me hundo me Carlos Edmundo

 

Carlos Edmundo de Ory      

 

 

 

LA COTORRA Y EL PLÁTANO

 

        Una cotorra verde y africana

un plátano encontró cierta mañana.

        Lo mira, lo remira, sabihonda,

y dice al fin: "—¡Qué cosa tan cachonda!

        Nunca vi nada igual: largo, lustroso,

fusiforme, pulido y misterioso...

        Mas su aspecto me llena de pavura,

pues no creo que pase la censura.

        Así es que, sin dudar, si es que dudaba,

lo tiro, y se acabó lo que se daba."

        Y de su acción haciendo grave dolo,

tomólo, enarbolólo y arrojólo.

        Mas sucedió que, envuelta en la liana,

le apostrofó de pronto la banana

        diciéndole: "—¡Oh estulta cacatúa,

que lo que usufructúa desvirtúa,

        muchas veces un torpe y rudo aspecto

encubre el no va más de lo selecto,

        y tú, por ignorar lo que te cito,

te has perdido el jugoso platanito!"

        Moraleja: Juzgad cual la cotorra

el libro por la tapa que lo forra,

        que en muchísimas obras literarias

hay dentro un platanito de Canarias.

 

Jorge Llopis       


PALABRAS PARA JULIA

 

        Tú no puedes volver atrás

porque la vida ya te empuja

como un aullido interminable.

 

        Hija mía es mejor vivir

con la alegría de los hombres

que llorar ante el muro ciego.

 

        Te sentirás acorralada

te sentirás perdida o sola

tal vez querrás no haber nacido.

 

        Yo sé muy bien que te dirán

que la vida no tiene objeto

que es un asunto desgraciado.

 

        Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.

 

        Un hombre solo una mujer

así tomados de uno en uno

son como polvo no son nada.

 

        Pero yo cuando te hablo a ti

cuando te escribo estas palabras

pienso también en otros hombres.

 

        Tu destino está en los demás

tu futuro es tu propia vida

tu dignidad es la de todos.

 

        Otros esperan que resistas

que les ayude tu alegría

tu canción entre sus canciones.

 

        Entonces siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.

 

        Nunca te entregues ni te apartes

junto al camino nunca digas

no puedo más y aquí me quedo.

 

        La vida es bella tú verás

como a pesar de los pesares

tendrás amor tendrás amigos.

 

        Por lo demás no hay elección

y este mundo tal como es

será todo tu patrimonio.

 

        Perdóname no sé decirte

nada más pero tú comprende

que yo aún estoy en el camino.


        Y siempre siempre acuérdate

de lo que un día yo escribí

pensando en ti como ahora pienso.

 

José Agustín Goytisolo 

 

 

 

RETRATO

 

    Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla

y un huerto claro donde madura el limonero;

mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;

mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

    Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido

—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,

mas recibí la flecha que me asignó Cupido,

y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

    Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,

pero mi verso brota de manantial sereno;

y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

    Adoro la hermosura, y en la moderna estética

corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;

mas no amo los afeites de la actual cosmética,

ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

    Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

    ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera

mi verso, como deja el capitán su espada;

famosa por la mano viril que la blandiera,

no por el docto oficio del forjador preciada.

    Converso con el hombre que siempre va conmigo

—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;

mi soliloquio es plática con este buen amigo

que me enseñó el secreto de la filantropía.

    Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he

                               [escrito.

A mi trabajo acudo, con mi dinero pago

el traje que me cubre y la mansión que habito,

el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

    Y cuando llegue el día del último viaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.

 

Antonio Machado


ROMANCE DEL DUERO

 

    Río Duero, río Duero,

nadie a acompañarte baja,

nadie se detiene a oír

tu eterna estrofa de agua.

 

    Indiferente o cobarde

la ciudad vuelve la espalda.

No quiere ver en tu espejo

su muralla desdentada.

 

    Tú, viejo Duero, sonríes

entre tus barbas de plata,

moliendo con tus romances

las cosechas mal logradas.

 

    Y entre los santos de piedra

y los álamos de magia

pasas llevando en tus ondas

palabras de amor, palabras.

 

    Quién pudiera como tú,

a la vez quieto y en marcha,

cantar siempre el mismo verso

pero con distinta agua.

 

    Río Duero, río Duero,

nadie a estar contigo baja,

ya nadie quiere atender

tu eterna estrofa olvidada,

 

    sino los enamorados

que preguntan por sus almas

y siembran en tus espumas

palabras de amor, palabras.

 

Gerardo Diego   

 

 

 

CANCIÓN

 

Las moscas van al mar

y vuelven las arañas.

Si no queréis pescar

podéis romper las cañas.

 

Las moscas van al mar

a ver a las sardinas.

Si no queréis pescar,

charlad con las vecinas.

 

Las moscas van al mar

para todo el verano.

Si no queréis pescar,

devolvedme el gusano.


Las moscas van al mar

y se bañan dos veces.

Si no queréis pescar,

mejor para los peces.

 

Lorenzo Gomis   

 

 

 

COMO TÚ...

 

    Así es mi vida,

piedra,

como tú; como tú,

piedra pequeña;

como tú,

piedra ligera;

como tú,

canto que ruedas

por las calzadas

y por las veredas;

como tú,

guijarro humilde de las carreteras;

como tú,

que en días de tormenta

te hundes

en el cieno de la tierra

y luego

centelleas

bajo los cascos

y bajo las ruedas;

como tú, que no has servido

para ser ni piedra

de una Lonja,

ni piedra de una Audiencia,

ni piedra de un Palacio,

ni piedra de una Iglesia;

como tú,

piedra aventurera;

como tú,

que, tal vez, estás hecha

sólo para una honda,

piedra pequeña

y

ligera...

 

León Felipe


EL EMBORRACHADO

 

Saltan los saltimbanquis

sobre los oros y los orines,

saltan los timbaleros

sobre timbales de puercoespines,

saltan titiritando

los borrachines titiriteros.

 

La mesa que sube a tu altura

bebiendo y bebiendo madera

es tabla de tu sepultura

y es ángel de tu borrachera.

Gotearon del techo las brujas

que están chapoteando en tu vaso:

no bebas sus negras burbujas,

te irás al cajón paso a paso.

Alzaron los duendes el vuelo

y van a empezar su trabajo,

tú quieres pisarlos, y el suelo

no está, siempre está más abajo.

Ya giran en círculos rojos

las cuatro murallas malditas,

ya giran los muebles con ojos

y tú tambaleas y gritas.

Y el vino con ropa de fraile

también es la muerte que espera

meterte borracho en el baile

que bailan allá en la huesera:

 

Bailan los saltimbanquis

sobre los oros y los orines,

Bailan los timbaleros

sobre timbales de puercoespines,

Bailan titiritando

los borrachines titiriteros.

 

Óscar Hahn       

 

 

 

LA MEJOR ESCUELA

 

Desconfía de aquellos que te enseñan

listas de nombres

                fórmulas

                        y fechas

y que siempre repiten modelos de cultura

que son la triste herencia que aborreces.

 

No aprendas sólo cosas

                        piensa en ellas

y construye a tu antojo situaciones e imágenes

que rompan la barrera que aseguran existe

entre la realidad y la utopía:

vive en un mundo cóncavo y vacío

juzga cómo sería una selva quemada

detén el oleaje en las rompientes

tiñe de rojo el mar

sigue a unas paralelas hasta que te devuelvan

al punto de partida

coloca el horizonte en vertical

haz aullar a un desierto

familiarízate con la locura.

Después sal a la calle y observa:

es la mejor escuela de tu vida.

 

José Agustín Goytisolo 

 

 

 

RIMA XV

 

    Cendal flotante de leve bruma,

rizada cinta de blanca espuma,

        rumor sonoro

        de arpa de oro,

beso del aura, onda de luz:

        eso eres tú.

 

    Tú, sombra aérea, que cuantas veces

voy a tocarte, te desvaneces,

como la llama, como el sonido,

como la niebla, como el gemido

        del lago azul.

 

    En mar sin playas, onda sonante,

en el vacío, cometa errante;

        largo lamento

        del ronco viento,

ansia perpetua de algo mejor,

        eso soy yo.

 

    ¡Yo, que a tus ojos, en mi agonía,

los ojos vuelvo de noche y día;

yo, que incansable corro y demente

tras una sombra, tras la hija ardiente

        de una visión!

 

Gustavo Adolfo Bécquer      

 

 

 

CANTO PARA MATAR UNA CULEBRA

 

¡Mayombe-bombe-mayombé!

¡Mayombe-bombe-mayombé!

¡Mayombe-bombe-mayombé!

 

La culebra tiene los ojos de vidrio;

la culebra viene y se enreda en un palo;

con sus ojos de vidrio, en un palo,

con sus ojos de vidrio.

La culebra camina sin patas;

la culebra se esconde en la yerba;

caminando se esconde en la yerba,

caminando sin patas.

 

¡Mayombe-bombe-mayombé!

¡Mayombe-bombe-mayombé!

¡Mayombe-bombe-mayombé!

 

Tú le das con el hacha y se muere:

¡dale ya!

¡No le des con el pie, que te muerde,

no le des con el pie, que se va!

 

Sensemayá, la culebra,

sensemayá.

Sensemayá, con sus ojos,

sensemayá.

Sensemayá, con su lengua,

sensemayá.

Sensemayá, con su boca,

sensemayá.

 

La culebra muerta no puede comer;

la culebra muerta no puede silbar;

no puede caminar,

no puede correr.

La culebra muerta no puede mirar;

la culebra muerta no puede beber;

no puede respirar,

¡no puede morder!

 

Nicolás Guillén   

 

 

 

CANCIÓN DE BLANCAFLOR

 

El alma de Blancaflor

herida flota en el río

en el río del amor

 

Cantaron mágicamente

las estatuas Y las aves

sollozaron en la fuente

 

Callaron los cortesanos

Una bandada de halcones

miedosa huyó de sus manos

 

La que compartió su suerte

de amor con el ser amado

a solas va con su muerte

 

Luminosa de rocío

yace cubierta de rosas

en aguas muertas de frío


El alma de Blancaflor

herida flota en el río

en el río del amor

 

Óscar Hahn       

 

 

 

SE MIRAN

 

Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se desfundan,

se adormecen, despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan, se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehúyen, se evaden y se entregan.

 

Oliverio Girondo 

 

 

 

DIBUJABA VENTANAS

 

Dibujaba ventanas en todas partes.

En los muros demasiado altos,

en los muros demasiado bajos,

en las paredes obtusas, en los rincones,

en el aire y hasta en los techos.

 

Dibujaba ventanas como si dibujara pájaros.

En el piso, en las noches,

en las miradas palpablemente sordas,

en los alrededores de la muerte,

en las tumbas, los árboles.

 

Dibujaba ventanas hasta en las puertas.

Pero nunca dibujó una puerta.

No quería entrar ni salir.

Sabía que no se puede.

Solamente quería ver: ver.

 

Dibujaba ventanas.

En todas partes.

 

Roberto Juarroz 

 

 

 

HEIMERMENE

 

Me aplastan muchas cosas,

me oprimen muchos árboles,

me hieren muchas calles,

me apresan muchos rostros,

me queman muchas voces,

me hablan muchos tejados,

me ahogan muchos rezos,

me ciegan muchas flores,

me asedian muchas máscaras,

me ocultan muchos ojos,

me dañan muchas tardes,

me olvidan muchos sueños,

me duelen muchas músicas,

me roen muchas mentiras,

me invoca mucha sangre,

me ordenan muchas noches,

me arañan muchas dudas,

me cantan muchas penas,

me arrastran muchas sombras,

me matan muchos dioses.

 

Ricardo Molina   

 

 

 

LOS NOVIOS

 

Tendidos en la yerba

una muchacha y un muchacho.

Comen naranjas, cambian besos

como las olas cambian sus espumas.

 

Tendidos en la playa

una muchacha y un muchacho.

Comen limones, cambian besos

como las nubes cambian sus espumas.

 

Tendidos bajo tierra

una muchacha y un muchacho.

Nadie dice nada, no se besan,

cambian silencio por silencio.

 

Octavio Paz       


SE PIERDE COMO EL ECO

 

Amar es un revuelo

es halago en el aire:

se pierde como el eco

de un disparo en el valle.

 

Los amantes quisieran

dilatar su caricia:

pero amar es destello

en la noche infinita.

 

Después el gran silencio

sonoro de la sombra:

ni inútiles palabras

ni tiempo ni memoria.

 

Porque amor es el dios

que trueca los caminos

los que con él se encuentran

han de darse a lo efímero.

 

José Agustín Goytisolo 

 

 

 

HIPÉRBOLE DEL AMOROSO

 

Te amo tanto que duermo con los ojos abiertos

Te amo tanto que hablo con los árboles

Te amo tanto que como ruiseñores

Te amo tanto que lloro joyas de oro

Te amo tanto que mi alma tiene trenzas

Te amo tanto que me olvido del mar

Te amo tanto que las arañas me sonríen

Te amo tanto que soy una jirafa

Te amo tanto que a Dios telefoneo

Te amo tanto que acabo de nacer

 

Carlos Edmundo de Ory      

 

 

 

GARROTE VIL

 

        ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo:

el garrote alzando están,

canta en el campo un cuclillo,

y las estrellas se van

al compás del estribillo

con que repica el martillo:

¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!

 

        El patíbulo destaca

trágico, nocturno y gris;

la ronda de la petaca

sigue a la ronda de anís;

pica tabaco la faca,

y el patíbulo destaca

sobre el alba flor de lis.

 

        Áspera copla remota

que rasguea un guitarrón

se escucha. Grito de jota

del morapio peleón.

El cabileño patriota

canta la canción remota

de las glorias de Aragón.

 

        Apicarada pelambre

al pie del garrote vil

se solaza muerta de hambre.

Da vayas al aguacil,

y con un rumor de enjambre

acoge hostil la pelambre

a la hostil guardia civil.

 

        Un gitano vende churros

al socaire de un corral,

asoman flautistas burros

las orejas al bardal

y en el corro de baturros

el gitano de los churros

beatifica al criminal.

 

        El reo espera en capilla,

reza un clérigo en latín,

llora una vela amarilla

y el sentenciado da fin

a la amarilla tortilla

de yerbas. Fue a la capilla

la cena del cafetín.

 

        Canta en la plaza el martillo,

el verdugo gana el pan,

un paño enluta el banquillo.

Como el paño es catalán,

se está volviendo amarillo

al son que canta el martillo:

¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!

 

Ramón María del Valle-Inclán      

 

 

LA PIEDRA EN LA MANO

 

La cojo, la sopeso, miro su piel brillante,

sus poros diminutos y las burbujas negras

que una vez fueron fuego, aliento de la tierra,

sangre de estrella tierna, de planeta inexperto.

 

La palma de mi mano se acostumbra a sus curvas,

a su peso ya tibio, sus arrugas y aristas.

Tiempo petrificado, materia sin historia,

la piedra me resiste, serena, indiferente,

con la fuerza implacable de los seres oscuros.

 

Y no sabe otra cosa, no dice otro mensaje.

Sabe ser piedra, y basta. Lo sabe para siempre.

Lo demás no le importa. Se burla de mi mano,

de mis ojos inquietos, o quizá me desprecia

y piensa que mis gestos son esfuerzos vacíos,

que el viento los traspasa, que la emoción los turba

mientras la piedra inmóvil se cierra, se concentra,

y llegando hasta el fondo se mantiene en sí misma,

sin temores ni anhelos, más dura que la angustia.

 

Y la tiro a lo lejos: su fuerza es un reproche.

 

Manuel Durán    

 

 

CUANDO CAREZCO DE LUZ

 

Cuando carezco de luz,

la luz me parece imposible.

 

Cuando quedo fuera del poema,

el poema me parece imposible.

 

Cuando dejo de mirarte,

tú me pareces imposible.

 

Cuando pierda la vida,

la vida me parecerá imposible.

 

Y si pudiera no pensar,

pensar me parecería imposible.

 

Desde afuera de una cosa,

esa cosa es imposible.

 

Y desde afuera de todo,

todo es imposible.

 

Pero hay una excepción:

desde adentro de mí,

yo también soy imposible.

 

Roberto Juarroz 

 

 

RIMA VII

 

Del salón en el ángulo oscuro,

de su dueño tal vez olvidada,

silenciosa y cubierta de polvo

        veíase el arpa.

 

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,

como el pájaro duerme en las ramas,

esperando la mano de nieve

        que sabe arrancarlas!

 

¡Ay! pensé: ¡cuántas veces el genio

así duerme en el fondo del alma

y una voz, como Lázaro, espera

que le diga: "¡Levántate y anda!".

 

Gustavo Adolfo Bécquer      

 

 

WHITEHALL STREET

 

Yo le tenía miedo. No sabía

que un delgado cuchillo entra en la carne

sin despertar la piel. Como entra el frío.

Como una piedra agujerea el agua.

 

Pensaba que su grito subiría,

como una lagartija, por mi brazo,

haciendo que soltara mi cuchillo.

¿Qué debe uno decir en estos casos?

 

Pensaba que en sus ojos hallaría

la sonrisa cansada de la noche.

Aquella que yo solo causaba. Antes.

Pero no hubo mirada ni hubo grito.

 

Un delgado cuchillo entra en la carne

sin despertar la piel. Como entra el frío.

Y sabe hallar la vida allí escondida

con rápido sigilo. Sin esfuerzo.

 

No hubo mirada, no. Tampoco grito.

Fue muy fácil. Tan fácil que aún me asombro.

No llego a comprender por qué hay quien teme

matar, cuando resulta algo tan fácil.

 

José María Fonollosa   

 

 

LO FATAL

 

    Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,

y más la piedra dura porque ésa ya no siente,

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,

ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

    Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,

y el temor de haber sido y un futuro terror...

Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por

    lo que no conocemos y apenas sospechamos,

y la carne que tienta con sus frescos racimos,

y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,

ni de dónde venimos!...

 

Rubén Darío      


AUTOBIOGRAFÍA

 

Como el náufrago metódico que contase las olas que

                        [le bastan para morir

y las contase, y las volviese a contar, para evitar

                        [errores,

hasta la última,

hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le

                        [cubre la frente,

así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo

                        [de cartón en el baño,

sabiendo que jamás me he equivocado en nada,

sino en las cosas que yo más quería.

 

Luis Rosales      

 

 

 

SAZÓN

 

    Ya está todo en sazón. Me siento hecha,

me conozco mujer y clavo al suelo

profunda la raíz, y tiendo en vuelo

la rama cierta, en ti, de su cosecha.

 

    ¡Cómo crece la rama y qué derecha!

Todo es hoy en mi tronco un solo anhelo

de vivir y vivir: tender al cielo,

erguida en vertical, como la flecha

 

    que se lanza a la nube. Tan erguida

que tu voz se ha aprendido la destreza

de abrirla sonriente y florecida.

 

    Me remueve tu voz. Por ella siento

que la rama combada se endereza

y el fruto de mi voz se crece al viento.

 

María Victoria Atencia 

 

 

 

A UN OLMO SECO

 

    Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo,

algunas hojas verdes le han salido.

    ¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.

    No será, cual los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

    Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.

    Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas de alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

    Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

 

Antonio Machado

 

 

POÉTICA

 

Tal como están las cosas

tal como va la herida

puede venir el fin

desde cualquier lugar

Pero caeré diciendo

que era buena la vida

y que valía la pena

vivir y reventar

 

Puedo morir de insomnio

de angustia o de terror

o de cirrosis o de

soledad o de pena

Pero hasta el mismo fin

me durará el fervor

me moriré diciendo

que la vida era buena

 

Puedo quedar sin casa

sin gente sin visita

descalzo y sin mendrugo

ni nada en mi alacena

Sospecho que mi vida

será así y ya está escrita

Pero caeré diciendo

que la vida era buena

 

Puede matarme el asco

la vergüenza o el tedio

o la venal tortura

o una bomba homicida

Ni este mundo ni yo

tenemos ya remedio

Pero caeré diciendo

que era buena la vida

 

Tal como están las cosas

mi corazón se llena

de puertas que se cierran

con cansancio o temor

Pero caeré diciendo

que la vida era buena:

La quiero para siempre

con muchísimo amor

 

Félix Grande      

 

 

SE QUERÍAN

 

    Se querían.

Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,

labios saliendo de la noche dura,

labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?

Se querían en un lecho navío, mitad noche mitad luz.

 

    Se querían como las flores a las espinas hondas,

a esa amorosa gema del amarillo nuevo,

cuando los rostros giran melancólicamente,

giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

 

    Se querían de noche, cuando los perros hondos

laten bajo la tierra y los valles se estiran

como lomos arcaicos que se sienten repasados:

caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

 

    Se querían de amor entre la madrugada,

entre las duras piedras cerradas de la noche,

duras como los cuerpos helados por las horas,

duras como los besos de diente a diente solo.

 

    Se querían de día, playa que va creciendo,

ondas que por los pies acarician los muslos,

cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...

Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

 

    Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,

mar altísimo y joven, intimidad extensa,

soledad de lo vivo, horizontes remotos

ligados como cuerpos en soledad cantando.

 

    Amando. Se querían como la luna lúcida,

como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,

dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,

donde los peces rojos van y vienen sin música.

 

    Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,

ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,

mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,

metal, música, labio, silencio, vegetal,

mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

 

Vicente Aleixandre     

 

 

EL PROFESOR

 

Se ha visto al docto profesor que no entiende

hablar largamente de lo que no entiende.

Y se le ha visto sonreir con la elegancia de la

        [marioneta

mientras movía cadenciosamente sus brazos.

El bello discurso, la paloma ligeramente

        [pronunciada,

el acento picudo dejado caer concienzudamente un

        [poquito más allá de la vocal,

el dibujo de la martingala, el fresco vapor

        [desprendido de cada uno de sus ademanes,

todo, todo conjugaba decididamente con su sonrisa.

Porque el docto profesor que no entiende

sonríe cordialmente por las mañanas,

golpea a la tarde con gozo sobre los omóplatos,

y por la noche, vestido con sus más delicadas

        [jerarquías,

sabe decir con finura: "Oh, no, todos somos iguales".

 

Igual la paloma que el cántaro, el necio que el

        [sabihondo,

el simpático que el asesinado,

el sabio que el agasajado con todo dolor,

el yo y el tú,

y sobre todo igual, igual el refrescado profesor de

        [ignorancia

que el pedantículo inconfundible que esculpe o escu-

        [pe concienzudamente todos sus sinsaberes.

 

Oh, miradle en lo sumo.

Él flota y sonríe.

Él adiestra y sondea.

Él opone su duro caparazón lo mismo para las ideas

        [que para los sentimientos.

Pero, oh, él es el duro, el durísimo, el riguroso, el

        [conocedor y el erguido.

 

Y cuando su dedo índice os amenaza,

cuando lo esgrime como el polo remoto de su

        [majestad el trueno,

se abate la sociedad, se lamentan los hombres,

el mar se embravece,

recorre un crujido los cimientos de los edificios,

la literatura abre sus grandes alas de paloma derruida

y el profesor se adelanta.

 

Todo está a punto: el cataclismo entre sus dedos se

        [exhibe.

El profesor lo señala:

"He aquí el viaje de lo que va a suceder.

Aquí está la desembocadura.

He aquí sus meandros, los arroyuelos; aquí afluentes

        [y cauces.

Aquí la patata sembrada, el olivo, la cebolla o la

        [rosa."

Y su dedo lo va estimulando.

"Todo está ya compuesto. He aquí el ramo de mi

        [cataclismo.

He aquí el ramo perfecto.

Yo os lo ofrezco, señores, como la perfecta

        [manifestación de mí mismo.

He aquí el ramo dichoso en mi mano para vuestra

        [ilustración y disfrute."

 

Y su mano alarga un sobre vacío.

 

Y todos desfilan. "Oh, el profesor, el profesor.

Cómo se le nota sobre todo su rubia guedeja,

sus coruscantes, sus vertiginosos ojos azules,

y cómo le brilla antes que nada su deslumbradora

        [sonrisa

entre unos labios de humo."

 

Vicente Aleixandre     

 

 

 

40 ORSETT TERRACE

 

Me levanto, bostezo, vivo, almuerzo,

me lavo, silbo, invento, disimulo,

salgo a la calle, fumo, estoy contento,

busco piso, hago gárgaras, calculo.

 

Me emborracho, trasnocho, llego tarde,

duermo de lado, hablo conmigo, lloro,

leo un libro, envejezco, voy al baile,

sudo tinta, suspiro, me enamoro.

 

Llueve, me abrazan, no doy pie con bola,

anochece, me compro una camisa,

este verso no pega ni con cola,

doy consejos, me rasco, tengo prisa.

 

Escupo, voy al cine, me cabreo,

escribo, me suicido, resucito,

afirmo, niego, grito, dudo, creo,

amo, odio, acaricio, necesito.

 

Te recuerdo, te busco, te maldigo,

digo tu nombre a voces, no te veo,

te amo, ya no sé lo que me digo,

te deseo, te deseo, te deseo.

 

Joaquín Sabina  


MALOS RECUERDOS

 

Llevo colgados de mi corazón

los ojos de una perra, y más abajo,

una carta de madre campesina.

 

Cuando yo tenía doce años,

algunos días, al anochecer,

llevábamos al sótano a una perra

sucia y pequeña.

 

Con un cable le dábamos y luego

con las astillas y los hierros. (Era

así. Era así.

             Ella gemía,

se arrastraba pidiendo, se orinaba,

y nosotros la colgábamos para pegar mejor).

 

Aquella perra iba con nosotros

a las praderas y los cuestos. Era

veloz y nos amaba.

 

Cuando yo tenía quince años,

un día, no sé cómo, llegó a mí

un sobre con la carta del soldado.

 

Le escribía su madre. No recuerdo:

"¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.

No te puedo mandar ningun dinero..."

 

Y, en el sobre, doblados, cinco sellos

y papel de fumar para su hijo.

"Tu madre que te quiere."

                        No recuerdo

el nombre de la madre del soldado.

 

Aquella carta no llegó a su destino:

yo robé al soldado su papel de fumar

y rompí las palabras que decían

el nombre de su madre.

 

Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,

pero aunque tuviese el tamaño de la tierra

no podría volver y despegar

el cable de aquel vientre ni enviar

la carta del soldado.

 

Antonio Gamoneda     

 

 

AGRADECIMIENTOS

 

por la Gracia impagable que supone estar vivo

entre dulces paredes que ojalá no taladre

jamás ácida envidia, porque viví y aún vivo

de su seno, modelo del hogar donde vivo

bendita sea mi madre.


por todos estos años protegido, al cobijo

de todo hijo de perra que me muerda o me ladre,

porque intentó engordarme, aunque seguí canijo,

por esta Gloria en vida cosechada en su hijo

Gloria para mi padre.

 

por aquel paraíso de cow-boys y casitas,

por aquellos castillos de todos los veranos

en la playa, por todos los gozos y las cuitas

compartidos de siempre, benditos y benditas

mis hermanas y hermanos.

 

por los tiempos dichosos que, después del espanto

de estar solo, brotaron como brotan los trigos,

por mi risa y mi guasa fomentada hasta el llanto,

por las curdas tan gordas que me aguantaron tanto

benditos mis amigos.

 

y porque del abismo de soledad oscura,

donde vagué perdido, allá en la noche negra

nació este Sol hermoso, que me elevó a su Altura,

por la Gracia impagable de parir la Hermosura

bendita sea mi suegra.

 

y puesto que no hallé criatura más hermosa

que tú, por los senderos de mi vida perdida,

por este místico éxtasis de amor con una Diosa,

porque hasta ahora has sido lo mejor de mi vida

bendita seas, Esposa.

 

y si algún poetilla de esos que están de moda

no gusta de mis versos por tradicionalismo

de sus temas o formas o algo así, que se joda:

Gloria para mí mismo, Gloria para mí mismo,

Gloria para mí mismo.

 

Francisco Fortuny       

 

 

MI MONSTRUO FAVORITO

 

Qué va a pasar cuando mi novia sepa

que no puedo vivir sin tus pseudópodos,

sin tu horrible humedad en mi bolsillo.

Qué va a pasar cuando descubra un día

las huellas de tu baba entre mis dedos,

y empiece a hacer preguntas, y la rabia

y los celos se agolpen en sus ojos,

y yo confiese al fin que la he engañado

contigo, y que no puede comparársete,

y le enseñe orgulloso el agua sucia

donde se reproducen nuestros hijos.

Qué va a pasar cuando no entienda nada

y nos denuncie a Sanidad

 

Luis Alberto de Cuenca


ALBADA

 

Despiértate. La cama está más fría

y las sábanas sucias en el suelo.

Por los montantes de la galería

        llega el amanecer,

con su color de abrigo de entretiempo

        y liga de mujer.

 

Despiértate pensando vagamente

que el portero de noche os ha llamado.

Y escucha en el silencio: sucediéndose

hacia lo lejos, se oyen enronquecer

los tranvías que llevan al trabajo.

        Es el amanecer.

 

Irán amontonándose las flores

cortadas, en los puestos de las Ramblas,

y silbarán los pájaros —cabrones—

desde los plátanos, mientras que ven volver

la negra humanidad que va a la cama

        después de amanecer.

 

Acuérdate del cuarto en que has dormido.

Entierra la cabeza en las almohadas,

sintiendo aún la irritación y el frío

        que da el amanecer

junto al cuerpo que tanto nos gustaba

        en la noche de ayer,

 

y piensa en que debieses levantarte.

Piensa en la casa todavía oscura

donde entrarás para cambiar de traje,

y en la oficina, con sueño que vencer,

y en muchas otras cosas que se anuncian

        desde el amanecer.

 

Aunque a tu lado escuches el susurro

de otra respiración. Aunque tú busques

el poco de calor entre sus muslos

medio dormido, que empieza a estremecer.

Aunque el amor no deje de ser dulce

        hecho al amanecer.

 

—Junto al cuerpo que anoche me gustaba

tanto desnudo, déjame que encienda

la luz para besarse cara a cara,

        en el amanecer.

Porque conozco el día que me espera,

        y no por el placer.

 

Jaime Gil de Biedma   


ME BASTA ASÍ

 

Si yo fuese Dios

y tuviese el secreto,

haría un ser exacto a ti;

lo probaría

(a la manera de los panaderos

cuando prueban el pan, es decir:

con la boca),

y si ese sabor fuese

igual al tuyo, o sea

tu mismo olor, y tu manera

de sonreír,

y de guardar silencio,

y de estrechar mi mano estrictamente,

y de besarnos sin hacernos daño

—de esto sí estoy seguro: pongo

tanta atención cuando te beso—;

                               entonces,

si yo fuese Dios,

podría repetirte y repetirte,

siempre la misma y siempre diferente,

sin cansarme jamás del juego idéntico,

sin desdeñar tampoco la que fuiste

por la que ibas a ser dentro de nada;

ya no sé si me explico, pero quiero

aclarar que si yo fuese

Dios, haría

lo posible por ser Ángel González

para quererte tal como te quiero,

para aguardar con calma

a que te crees tú misma cada día,

a que sorprendas todas las mañanas

la luz recién nacida con tu propia

luz, y corras

la cortina impalpable que separa

el sueño de la vida,

resucitándome con tu palabra,

Lázaro alegre,

yo,

mojado todavía

de sombras y pereza,

sorprendido y absorto

en la contemplación de todo aquello

que, en unión de mí mismo,

recuperas y salvas, mueves, dejas

abandonado cuando —luego— callas...

(Escucho tu silencio.

                      Oigo

constelaciones: existes.

                         Creo en ti.

                               Eres.

                                        Me basta.)

 

Ángel González  


DE AMORE

 

No es el momento tonto de una noche casual

ni un porque sí que llega en los vasos, el humo,

la música, las cosas...

                       y no ha pasado nada.

 

No es una fanta ni es el cigarrillo

en que quemas un poco de tiempo que te sobra

ni un rato de windsurfing soleado

ni el hola que se pasa

en la sala de espera.

                      Cuando un hombre

y una mujer se aman, es decir cuando un hombre

y una mujer se aman con piernas, bocas, ropas,

gritos calientes y tinieblas últimas,

cambian el Universo. Desatan un futuro.

De allí puede salir

la Llama de Amor Viva, o las noches de Auschwitz,

o unas huellas audaces en la desolación

helada de la Luna, o la Madre Teresa,

o la bomba total,

o la Tocatta y fuga en re menor.

 

Por eso cuando un hombre y una mujer se aman

tiembla el mundo con ellos, desde Vega, en la Lira,

al limo donde sueñan, entre polvo lentísimo,

los cables submarinos.

 

Miguel d´Ors     

 

 

 

HURÓN

 

Al hurón que se ensaña con el triste lebrato

por el hocico abajo la sangre le chorrea.

 

Tú lo has visto y tu grito taladraba la tarde

como un trépano abrupto su pared de cristal.

 

Azorado, endereza la cerviz y avizora,

a través de la zarza salpicada de luz,

 

el espanto dulcísimo de tus ojos, el mismo

con que siempre me miras cuando te hablo de amor.

 

Y de un salto abandona el despojo y se pierde,

lanzadera dorada en la urdimbre del bosque.

 

Jon Juaristi


LOS AMANTES

 

Como estatuas de lluvia con los nervios azules

Secretos en sus leyes de llaves que abren túneles

Sucios de fuego y de cansancio reyes

Han guardado sus gritos ya no más

 

Cada uno en el otro engacelados

De noches tiernas en atroz gimnasio

Viven actos de baile horizontal

No caminan de noche ya no más

 

Se rigen de deseo y no se hablan

Y no se escriben cartas nada dicen

Juntos se alejan y huyen juntos juntos

Ojos y pies dos cuerpos negros llagan

Fosforescentes olas animales

Se ponen a dormir y ya no más

 

Carlos Edmundo de Ory      

 

 

 

JAVIER MORRÁS PINTANDO VERSOS

 

Si fregáis mariposas no uséis el estropajo

si amortajáis un lirio no lo vistáis de obispo

si expresáis vuestra vida no camufléis los sueños

no maquilléis con humo si disecáis olvidos

 

si segáis un barbecho no pellizquéis las lilas

si amamantáis luciérnagas no os ceguéis con grillos

si preñáis a una liebre no cacéis en rastrojos

si queréis ser poetas ahogaos en mil ríos

 

si vivís en los árboles no paguéis al casero

si el juez se pone tonto regaladle una radio

si morís en la guerra no esperéis al forense

no alborotéis la nieve por apresar un pájaro

 

si aposentáis el odio no habléis de rosas públicas

ni uséis cuchillos crudos si coleccionáis niños

si habéis sembrado ojos no reguéis con vinagre

si empeñáis la memoria no hipotequéis suspiros

 

si escupís contra el cielo no escatiméis saliva

pero si decís mierda decidlo a dos carrillos.

 

Ramón Irigoyen 


NUEVA YORK

 

        Una ciudad con dos ríos.

Chinos, negros y judíos

con idénticos anhelos.

Y millones de habitantes,

pequeños como guisantes,

vistos desde un rascacielos.

En el invierno, un cruel frío

que hace llorar. En estío,

un calor abrasador

que mata al gobernador

—que es siempre un señor con lentes—

y a los doce o trece agentes

que llevaba alrededor.

Soledad entre las gentes.

Comerciantes y clientes.

Un templo junto a un teatro.

Veintitrés o veinticuatro

religiones diferentes.

Agitación. Disparate.

Un anuncio en cada esquina.

Jazz-bands. Jugo de tomate.

Chicle. Whisky. Gasolina.

Circuncisión. Periodismo:

diez ediciones diarias,

que anuncian noticias varias

y todas dicen lo mismo.

Parques con una caterva

de amantes sobre la hierba

entre mil ardillas vivas.

Masas con fama de activas,

pero indolentes y apáticas.

Estrellas, actrices, divas

y máquinas automáticas.

        Oficinas sin tinteros:

con teletipos, ficheros,

con nueve timbres por mesa

y con patronos groseros

de cara de aves de presa.

Espectáculos por horas.

Sandwichs de pollo y pepino.

Ruido de remachadoras.

Magos y adivinadoras

de la suerte y del destino.

Hombres de un solo perfil,

con la nariz infantil

y los corazones viejos;

el cielo pilla tan lejos

que nadie mira a lo alto.

Radio. Brigadas de Asalto.

Sed. Coca-cola. Sudor.

Limpiabotas de color.

Cemento. Acero. Basalto.

Garajes con ascensor.

Prisa. Bolsa. Sobresalto.

Y dólares. Y dolor:

un infinito dolor

corriendo por el asfalto

entre un Chevrolet y un Ford.

        Nueva york

 

Enrique Jardiel Poncela       

 

 

 

CURRICULUM VITAE

 

Asomé la cabeza

¡Mira, ven, ha nacido!

Y todos me miraron.

Se llamará Pequeño,

gritó una voz aguda.

Y todos me envolvieron.

¡Pero cómo has crecido!

proclamó una señora

con mirada piadosa,

¿ya pantalones largos?

(Un hombre se acercó

con un gorro en la mano

y me pidió limosna

porque soy abogado)

¡Qué bonita pareja!

Y todos aplaudían.

Tres hijos son tres hijos,

dije con voz cansada.

¡El pan de mis diez hijos!

dije con voz cascada.

Papá ¿cuándo te mueres?

me preguntó de pronto

mi niña más pequeña.

Es un cargo importante,

susurró el buen amigo.

Incliné la cabeza

¡Mirad, mirad, ha muerto!

Y todos me miraron

con pena y aplaudieron.

Me bajaron al suelo

y me envolvió la tierra.

 

Lorenzo Gomis   


MANUAL PARA HÉROES O CANALLAS

 

Aprender a reírse torvamente

a mirar de reojo en los bautizos

a negar el asiento a las señoras

a orinar dibujando circulitos.

 

Aprender a fruncir el entrecejo

a enfadar a los viejos y a los niños

a poner zancadilla al guardia urbano

a escupir sin piedad por un colmillo.

 

Preferir la navaja a la pistola

el vino peleón al jerez fino

el infame pañuelo a la corbata

una venus de Murcia a la de Milo.

 

Aprender a cortarse la cabeza

a vestir negro luto los domingos

a decir palabrotas en los trenes

a jugar al parchís con los bandidos.

 

Apurar los licores del fracaso

trasladarse a vivir al barrio chino

propagar mil rumores alarmantes

aprender a ser malo y fugitivo.

 

Joaquín Sabina  

 

 

 

SE PROHÍBE HACER AGUAS

 

        Verás entre meadas y meadas,

más meadas de todas las larguras:

unas de perros, otras son de curas

y otras quizá de monjas disfrazadas.

        Las verás lentas o precipitadas,

tristes o alegres, dulces, blandas, duras,

meadas de las noches más oscuras

o las más luminosas madrugadas.

        Piedras felices, que quien no las mea,

si es que no tiene retención de orina,

si es que no ha muerto es que ya está expirando.

        Mean las fuentes... Por la luz humea

una ardiente meada cristalina...

Y alzo la pata... Pues me estoy meando.

 

Rafael Alberti    


MASA

 

Al fin de la batalla

y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre

y le dijo: "¡No mueras; te amo tanto!"

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Se le acercaron dos y repitiéronle:

"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,

clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra la

                [muerte!"

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Le rodearon millones de individuos

con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Entonces, todos los hombres de la tierra

le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;

incorporóse lentamente,

abrazó al primer hombre; echóse a andar...

 

César Vallejo     

 

 

 

EL PUENTE DE LAS TETAS

 

Por el puente de las tetas

se asoman las venecianas.

Eran tetas, no manzanas,

las del puente de las tetas.

 

Bajo el puente de las tetas

yo miraba en la corriente

temblar las tetas del puente

de las tetas.

 

Sobre el puente de las tetas

las tetas ennochecían

y se desaparecían

por el puente de las tetas

 

Sin el puente de las tetas

dormí y soñé dulcemente

que dormía sobre el puente

de las tetas.

 

Rafael Alberti    


VOLVER A LOS DIECISIETE

 

Volver a los diecisiete

después de vivir un siglo

es como descifrar signos

sin ser sabio competente,

volver a ser de repente

tan frágil como un segundo,

volver a sentir profundo

como un niño frente a Dios,

eso es lo que siento yo

en este instante fecundo.

 

Mi paso retrocedido

cuando el de ustedes avanza,

el arca de las alianzas

ha penetrado en mi nido,

con todo su colorido

se ha paseado por mis venas

y hasta la dura cadena

con que nos ata el destino

es como un diamante fino

que alumbra mi alma serena.

 

Lo que puede el sentimiento

no lo ha podido el saber,

ni el más claro proceder

ni el más ancho pensamiento,

todo lo cambia el momento

cual mago condescendiente,

nos aleja dulcemente

de rencores y violencias,

sólo el amor con su ciencia

nos vuelve tan inocentes.

 

El amor es torbellino

de pureza original,

hasta el feroz animal

susurra su dulce trino,

detiene a los peregrinos,

libera a los prisioneros,

el amor con sus esmeros

al viejo lo vuelve niño

y al malo solo el cariño

lo vuelve puro y sincero.

 

De par en par la ventana

se abrió como por encanto,

entró el amor con su manto

como una tibia mañana,

al son de su bella diana

hizo brotar el jazmín,

volando cual serafín

al cielo le puso aretes...

mis años en diecisiete

los convirtió el querubín.

 

(Estribillo)

Se va enredando, enredando,

como en el muro la hiedra,

y va brotando, brotando,

como el musguito en la piedra.

 

Violeta Parra     

 

 

 

TEORÍA FINITA

 

La poesía sale de la boca

El pensamiento sale de la cabeza

El humo sale del huevo

Y el huevo sale de la ostra

 

La página sale del libro

El libro sale de la tienda

El obrero sale de la fábrica

Y la fábrica sale de los árboles

 

Yo salgo de un país azul

Y de un órgano de caballo

Mi madre salió de un pétalo

Y de una lechuza viva

 

El idioma sale de los brazos

Y de los muebles del paraíso

El barco sale de los mares

Y el mar de una vieja canción

 

Tú sales de la célula madre

Y de la muerte gran enferma

La muerte sale de la noche

Y de la malaria diaria

 

La luz sale y entra y sale

Tras de las alas de las casas

Y ella podrá salir del mundo

Llevando muerta la cabeza

 

Carlos Edmundo de Ory      


PUES VAYA CON LA DIVINA PROVIDENCIA

 

Inmensas son las obras

surgidas de la mano del Señor.

Átomos y galaxias.

 

Pensad en el Sistema

Solar -un pormenor

apenas en el cuadro-, y en la mota

de polvo a la que damos

este orgulloso nombre:

Planeta Tierra. En él

buscad Europa, España, Andalucía,

Granada, y esta calle y esta casa.

 

Imaginad ahora

una piedra salida

de la Mano Divina

cruzando siglos-luz por los que rotan

con música callada las esferas,

una piedra en el vasto

silencio de los mundos.

 

Pues yo apuesto un millón

a que adivino en qué cabeza cae.

 

Miguel d´Ors     

 

 

 

EL DESAYUNO

 

Me gustas cuando dices tonterías,

cuando metes la pata, cuando mientes,

cuando te vas de compras con tu madre

y llego tarde al cine por tu culpa.

Me gustas más cuando es mi cumpleaños

y me cubres de besos y de tartas,

o cuando eres feliz y se te nota,

o cuando eres genial con una frase

que lo resume todo, o cuando ríes

(tu risa es una ducha en el infierno),

o cuando me perdonas un olvido.

Pero aún me gustas más, tanto que casi

no puedo resistir lo que me gustas,

cuando, llena de vida, te despiertas

y lo primero que haces es decirme:

"Tengo un hambre feroz esta mañana.

Voy a empezar contigo el desayuno."

 

Luis Alberto de Cuenca


EL ABURRIMIENTO

 

Me aburro.

Me aburro.

Me aburro.

¡Cómo y cómo me aburro!

Más que nunca me aburro.

Estoy muy aburrido.

¡Qué aburrido que estoy!

Quiero decir de todas las maneras

lo aburrido que estoy.

Todos ven en mi cara mi gran aburrimiento.

Innegable, señor.

Es indisimulable.

¿Está usted aburrido?

Me parece que está usted muy aburrido.

Dígame, ¿a dónde va tan aburrido?

¿Que usted va a las iglesias con ese aburrimiento?

No es posible, señor, que vaya a las iglesias

con ese aburrimiento.

¿Que a los museos -dice- siendo tan aburrido?

¿Quién no siente en mi andar

lo aburrido que estoy?

¡Qué aire de aburrimiento!

A la legua se ve su gran aburrimiento.

Mi gran aburrimiento.

Lo aburrido que estoy.

Y sin embargo... ¡Oooooooh!

He pisado una caca...

Acabo de pisar -¡santo Dios!- una caca...

Dicen que trae suerte el pisar una caca...

Que trae mucha suerte el pisar una caca...

¿Suerte, señores, suerte?

¿La suerte... la... la suerte?

Estoy pegado al suelo.

No puedo caminar.

Ahora sí que ya nunca volveré a caminar.

Me aburro, ay, me aburro.

Más que nunca me aburro.

Muero de aburrimiento.

No hablo más... 

                Me morí.

 

Rafael Alberti