Literatura

 

El Mester de Juglaría


Introducción.


Los juglares.

  • Los juglares.

Eran personas cuyo oficio (mester), era recitar o contar historias en plazas y castillos.

Sabían cantar, bailar y tocar instrumentos y a cambio de sus servicios les daban comida, vestidos o dinero.


El Mester de Juglaría.

  • Definición.

Era el oficio de los juglares y también el conjunto de poemas creados por estas personas y transmitidos oralmente de padres a hijos. Estaban escritos en verso.


Cantares de gesta.

  • Definición.

Historias de los juglares sobre héroes y sus hazañas o gestas.

  • Características.

· Son anónimos, no se conoce su autor.

· Se transmitían oralmente, no se escribían.

· Cuentan hazañas de héroes o guerreros populares.

· Servían para entretener a la gente.


El Cantar de Mío Cid.

  • Lo que es.

Es uno de los poemas más viejos (S. XII), y está escrito en castellano antiguo.

  • Lo que cuenta.

Cuenta las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar que vivió siendo rey Alfonso VI de Castilla. Era valiente, leal y honrado.

  • El autor.

Fue un juglar del tiempo del Cid pero la copia que se conserva fue hecha en el siglo XIV por otro que se llamaba Per Abbat.

  • Argumento.

Tiene tres partes:

· 1ª.- Cantar del Destierro.

El Cid es expulsado de Castilla por el rey Alfonso VI y se va con su ejército. Deja a su esposa Dña. Jimena y a sus hijas, Elvira y Sol. Lucha contra los moros, los vence y manda regalos al Rey.

· 2ª.- Cantar de las Bodas.

El Cid conquista Valencia y los infantes de Carrión piden la mano de sus hijas. El Rey perdona al Cid y se celebran las bodas.

· 3ª.- Cantar de la Afrenta de Corpes.

Los Infantes son cobardes y se burlan de ellos. Para vengarse abandonan a sus esposas en al robledo de Corpes después de azotarlas. El Rey los castiga y las hijas del Cid se casan de nuevo con los infantes de Navarra y Aragón.

En Valencia estaba el Cid y con él los suyos son
y con él sus ambos yernos, los infantes de Carrión.
Acostado en un escaño dormía el Campeador.
Sabed la mala sorpresa que a todos aconteció:
escapóse de su jaula, desatándose, un león.
Al saberlo, por la corte un grande miedo cundió.
Embrazan sus mantos las gentes del Campeador
y rodean el escaño donde duerme su señor.
Pero Fernando González, un infante de Carrión,
no encontró donde esconderse, ni sala ni torre halló;
metióse bajo el escaño, tanto era su pavor.
El otro, Diego González por la puerta se salió
gritando con grandes voces: "No volveré a ver Carrión".
Tras la viga de un lagar metióse con gran pavor,
de donde manto y brial todo sucio lo sacó.

El Cantar de Mío Cid