Ejercicios

Identifica el tipo de narrador de los siguientes textos

Texto 1

He visto ciertas cosas. Fui a casa de mi madre a quedarme unas cuantas noches. Pero en cuanto llegué a lo alto de las escaleras, miré y la vi en el sofá besando a un hombre. Era verano. La puerta estaba abierta. La televisión, encendida. Esa es una de las cosas que he visto.

 Raymond Carver, El señor Café y el señor Arreglos

 

Texto 2

La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó más temprano de lo habitual. Había pasado una noche confusa, y hacia el amanecer creyó soñar que un mensajero con antorcha se asomaba a la puerta para anunciarle que el día de la desgracia había llegado al fin.

Luis Landero, Juegos de la edad tardía

Texto 3

Fue entonces cuando se torció el tobillo [...] Cayó en mala posición: el empeine del pie izquierdo cargó con todo el peso del cuerpo. Al pronto sintió un dolor agudísimo; pensó que se había roto el pie. Con alguna dificultad, sentado en el césped, se quitó la zapatilla y el calcetín, comprobó que el tobillo no estaba hinchado. El dolor amainó en seguida, y Mario se dijo que con suerte el percance no revestiría mayor importancia. Se puso el calcetín y la zapatilla; se incorporó; caminó con cuidado: una punzada le desgarraba el tobillo.

Javier Cercas, El inquilino

 

Texto 4

Luego se habían metido poco a poco las dos y se iban riendo, conforme el agua les subía por las piernas y el vientre y la cintura. Se detenían, mirándose, y las risas les crecían y se les contagiaban como un cosquilleo nervioso. Se salpicaron y se agarraron dando gritos, hasta que ambas estuvieron del todo mojadas, jadeantes de risa.

Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama

 

Texto 5

Me niego a corresponder, a representar el papel de esposa de alto status, que esconde su cansancio tras una sonrisa, lleva la batuta en conversaciones sin fuste, pasa bandejitas y se siente pagada de su trabajera con la típica frase: Has estado maravillosa, querida.

Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable

 

Texto 6

Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo.

Roberto Bolaño, Jim

 

Texto 7

 

Una noche ––la del 20 de marzo de 1888–– volvía yo de visi­tar a un paciente (pues de nuevo estaba ejerciendo la medici­na), cuando el camino me llevó por Baker Street. Al pasar frente a la puerta que tan bien recordaba, y que siempre es­tará asociada en mi mente con mi noviazgo y con los sinies­tros incidentes del Estudio en escarlata, se apoderó de mí un fuerte deseo de volver a ver a Holmes

Las aventuras de Sherlock Holmes.

 

 

Texto 8

El pastelero le escuchó con circunspección cuando ella le contó que Scotty iba a cumplir ocho años. Era un hombre mayor, y llevaba un delantal harto curioso: una pesada prenda cuyas cintas le pasaban bajo los brazos y le rodeaban la espalda y volvían de nuevo al frente, donde acababan en un enorme nudo. Seguía secándose las manos en la parte delantera del delantal mientras escuchaba a la mujer, y sus ojos húmedos le observaban con atención los labios mientras ella estudiaba las tartas y hablaba.

 Raymond Carver, El baño